Reputación Profesional

“Por sus frutos los conoceréis” (San Mateo 7,16).

 

“Por sus frutos se conoce el árbol” (San Lucas 6,44)

 

Estas son dos afirmaciones que se han dicho desde hace mucho tiempo para hacer referencia a que las obras, acciones y omisiones de las personas es lo que hace que las conozcamos. Así lo indican los Apóstoles Mateo y Lucas en sus versiones del Nuevo Testamento sobre lo que parece que Jesús predicó hace ahora más de 2000 años.

 

Con ello nos advertía de que debemos mirar las obras o frutos de los Profetas para saber si predican el bien o el mal.

 

Esto lo podemos adaptar a la actualidad, para referirnos a la reputación profesional de cada uno de nosotros en la actividad laboral que desempeñamos, aunque habría que añadir, que no son importantes sólo las obras realmente realizados, sino también es muy importante cómo hacemos conocer a los demás dichas obras, ya que esto puede ayudar a que la opinión que tengan de nosotros sea mejor o peor.

 

Es decir, ya no sólo es importante lo que hagamos, sino como seamos capaces de mostrar qué es lo que hemos hecho.

 

Es a partir de aquí donde aparece la terminología de “personal branding” o marca personal, que sustituye al término reputación profesional, añadiendo la idea de promoción y presentación de dicha reputación para construir una marca y un producto que somos nosotros mismos en el ámbito profesional.

 

La promoción de nuestra marca se hace fundamentalmente, a través de las redes sociales de internet. Aunque también debemos utilizar las reuniones, entrevistas y foros profesionales para dicha promoción.

 

Inicialmente se recomienda crear los pilares básicos de la marca, preguntándonos sobre nuestra formación, experiencia y valores propios, así como sobre nuestras obras y frutos. Es decir, definir las características del producto.

 

La respuesta a estas preguntas serán los pilares de nuestra marca.

 

En segundo lugar, nos preguntaremos, sobre lo qué nos gustaría que pensasen de nosotros profesionalmente, cuando no estamos presentes. Si nos gustaría que recordasen unas u otras obras de nuestra historia profesional, o que nos identificasen con unos valores concretos, o quizá por nuestra formación.

Una vez que tenemos claro los pasos anteriores, en tercer lugar, debemos ser capaces de representarlo en un esquema simplificado y visual, que nos permita en un vistazo promocionar y resaltar todo aquello que fortalezca los hechos y valores a destacar.

 

Un ejemplo de este esquema lo presentamos a continuación

 

·       Responsable área 1

·       XX años experiencia

·       Licenciado en…

·       Idiomas a y b

·       Aporta:

o   Solidez en el área

o   Visión global de empresa

·      

Valor 1                                                    Valor 2

Valor 3                                                    Valor 4

 

Con un solo vistazo, podemos ver en qué consiste el producto, el área o áreas de experiencia, y que es lo que esto aporta.

 

Del mismo modo, podemos ver los valores con los que ejercemos en nuestra vida profesional y que queremos destacar. Sobre esto debemos escoger aquellos que destaquen de nosotros. A modo de ejemplo, podemos tener: Credibilidad, confianza, coherencia, trabajo en equipo, compromiso, liderazgo, seguridad, polivalencia, etc.

 

Una vez que tenemos este esquema simplificado, así como, un relato coherente apoyado en hechos y experiencias reales que soporten y ejemplifiquen tanto el contenido como los valores del producto, es decir de nosotros mismos, es el momento de su promoción.

 

Debemos sentirnos orgullosos de nuestro producto para poder promocionarlo siempre que se nos presente una oportunidad profesional, bien a través de nuestra presencia en las redes sociales como en interacciones profesionales.

 

No podemos olvidarnos que, al ser un producto, debemos:

·       Desarrollarlo y hacerlo evolucionar.

·       Potenciar los puntos fuertes y mejorar las posibles debilidades.

·       Estar atentos al mercado objetivo y cómo cambian la demanda y las tendencias.

·       Conocer a nuestra competencia y cómo evoluciona.

 

Por último, sólo me gustaría recordar, que hay que tomar la marca personal como un medio y no como un fin en sí misma, y no nos dejemos obsesionar. Todo en su justa medida.

 

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