El estrés es un estado emocional que se origina cuando una persona considera que no puede afrontar una situación, independientemente de sus capacidades y habilidades.
Podemos encontrarnos en diferentes situaciones, y el enfoque terapéutico es diferente.
1. Es posible que se tengan habilidades suficientes para esa situación, pero la persona estima que no las tiene o, estas no son suficiente, y por tanto no las pone en práctica.
En este caso en la terapia irá dirigida a analizar las creencias que impiden su utilización, con el fin de eliminar las barreras que dificultan el afrontamiento adaptado de la situación estresante.
2. Otra posibilidad es que dichas habilidades no se tengan, y la percepción de la persona sobre dichas habilidades sea correcta
La terapia irá dirigida al entrenamiento en habilidades adecuada para afrontar las situaciones estresantes. De tal forma que, si el estrés se produce por falta de habilidades sociales, por ejemplo, en la relación en el trabajo, en terapia se practicarían habilidades para una relación asertiva con el jefe, compañeros, clientes, etc.
En esta situación, tratamos también las creencias irracionales, como se indica en el punto 1, si es que estas existiesen.
En todo caso, en terapia deben analizarse las situaciones que producen estrés, para su modificación y/o adaptación si esto fuese posible.
Del mismo modo, hay que tomar consciencia de las emociones, identificarlas y gestionarlas, para su adecuado control.
Por tanto, en el tratamiento del estrés, la terapia psicológica tiene un enfoque de análisis y tratamiento de las creencias, habilidades y las emociones.
Todo aprendizaje para la reestructuración de las creencias, la creación de conductas o habilidades, así como para el control emocional, requiere práctica y constancia, y aunque pueda resultar difícil al principio, hay que enfocarlo como si nos quisiéramos comer un elefante: a trocitos.
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